Las sorpresas se han de buscar, hay personas que son una caja de sorpresas y eso estimula para seguir conociéndolas.
Cuando mencionas la palabra sorpresa enseguida se piensa en algo material. En un regalo por navidad que no esperabas, en una fiesta de cumpleaños donde aparecen amigos que hace tiempo que no veías o la una romántica sorpresa en una cena con tu pareja.
Hay otro tipo de sorpresas, esas que te da la vida, sin buscarlas, esas son las mejores. Te sorprendes cuando quieres empezar un proyecto que tenías en mente, leer un libro, ir al cine, quedar con unos amigos, iniciar una actividad, realizar un viaje, etc. En esos momentos surge una ilusión, una fuerza de voluntad, una satisfacción, una gran actividad, un brillo intelectual, un afán de investigación que parecen te hacen sentir mejor.
Y quién no ha recibido una sorpresa?… las hay muy sencillas, como la mirada de una persona en el metro y ver que te sonríe, eso sí que sube tu ego, un saludo en el ascensor, un compañer@ que te dice algo bonito, una atención de personas que nunca te habías fijado en ellas y todas estas cosas te hace sentir bien durante todo el día.
Recibir sorpresas es una de esas cosas buenas que nunca terminarán y que deberíamos practicar más.
Las sorpresas no siempre son buenas.
Pero a pesar de todo me encanta que la vida siga siendo una caja de sorpresas.
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