Está emergiendo con fuerza un nuevo modelo de inteligencia: la INTELIGENCIA EJECUTIVA. Durante mucho tiempo se pensó que la función principal de la inteligencia era CONOCER; después se reconoció la importancia de la inteligencia EMOCIONAL. Ahora vemos la necesidad de integrar esas ideas dispersas en un modelo más potente. El objetivo esencial es DIRIGIR EL COMPORTAMIENTO mediante metas elegidas, utilizando para ello la información necesaria y la gestión de los sentimientos. No vivimos para pensar, sino que pensamos para vivir.
Madrid | Junio 2012 | José Antonio Marina | Presidente de la Fundación Educativa UP
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Este nuevo modelo de inteligencia va a revolucionar nuestros métodos de enseñanza. La neurociencia indica que el cerebro está organizado en dos niveles. El nivel básico es una fantástica maquinaria neuronal, que capta información, la elabora, y produce ideas, recuerdos, sentimientos, deseos. Genera ocurrencias continuamente.. Sobre él, se desarrollan las funciones ejecutivas, que son las encargadas de proyectar, dirigir, controlar, animar o bloquear esas actividades generadoras. A todos nos gustaría ser más ingeniosos, alegres, optimistas, tenaces, libres. Todas estas cualidades son hábitos que la INTELIGENCIA EJECUTIVA se propone como proyectos, y consigue mediante entrenamiento.
Esta nueva idea de inteligencia hace posible una nueva pedagogía. Podemos educar la gran máquina generadora de ocurrencias, para que sea eficaz y brillante, y debemos educar las funciones ejecutivas, para seleccionarlas y ponerlas en práctica. Ambas cosas hacen posible la EDUCACION DEL TALENTO. Nuestro gran objetivo. Por no haber educado debidamente este tipo de inteligencia, estamos sufriendo problemas como el Déficit de Atención, la Hiperactividad, la Impulsividad excesiva, la dificultad para mantener el esfuerzo y para aplazar la recompensa.
Las funciones principales de la Inteligencia Ejecutiva son:
Inhibir la respuesta. Es la función esencial porque permite regular el comportamiento por metas lejanas. Consiste en no dejarse llevar de la impulsividad, para poder evaluar el impulso y decidir si es adecuado o no. Cuando no se educa bien esta función nos encontramos con problemas en el autocontrol del comportamiento. Su mecanismo es sencillo: la inteligencia ejecutiva compara el impulso o el deseo con su criterio de evaluación y lo acepta (pasando a la acción), lo rechaza definitivamente (bloqueándolo) o busca una alternatica.
Dirigir la atención. Esta es una capacidad imprescindible para el desarrollo de la inteligencia. Nos permite concentrarnos en una tarea, mantener las metas y evitar las distracciones. Hay una atención involuntaria dirigida por el estímulo –por ejemplo, cuando oímos un ruido fuerte- y una atención voluntaria, determinada por el sujeto. Esta es esencial para el aprendizaje, y para el comportamiento libre. El niño debe aprender a manejarla. Cuando no es capaz de hacerlo, aparecen los trastornos por déficit de atención, con o sin hiperactividad.
Control emocional. Es la capacidad para resistir los movimientos emocionales que pueden perturbar la acción y aprovechar aquellos que favorecen la ejecución de las tareas elegidas. La psicología moderna da mucha importancia al aprendizaje por el niño de la autorregulación emocional. La principal función de la madre o del cuidador principal durante los dos primeros años es ayudar al bebe a soportar niveles cada vez mas altos de tensión y a aumentar el control sobre su comportamiento.
Planificación y organización de la metas. Somos capaces de anticipar o imaginar el futuro. La inteligencia ejecutiva propone objetivos, elabora proyectos y diseña planes para realizaros. Mediante los proyectos transformamos todas nuestras funciones psicológicas. El lenguaje tiene un importante papel en la formulación de metas y en la supervisión de su ejecución. A partir de las metas elegidas podemos desarrollar las capacidades necesarias para realizarlas, mediante el entrenamiento.
Inicio y mantenimiento de la acción. Hay niños y adultos que son muy lentos en comenzar una tarea, y les cuesta movilizar la energía necesaria para mantenerla. La activación forma parte importante de las funciones ejecutivas, porque nos permite aprovechar los recursos mentales y físicos. La educación de la perseverancia, la capacidad de soportar la frustración y de aplazar la recompensa, son esenciales para el desarrollo de la inteligencia humana.
Flexibilidad. Hay personas con mucha dificultad para cambiar de ideas, de estrategias o de metas, incluso cuando la experiencia les demuestra que son inadecuadas. Los prejuicios, las manías, todo tipo de fanatismo derivan de una rigidez excesiva de la inteligencia, que produce efectos negativos.
Memoria de trabajo. Hay que ser muy tonto para decir que la memoria es la inteligencia de los tontos, porque es el fundamento de toda la actividad de la inteligencia. Es el fundamento de la capacidad de comprensión y de las actividades creadoras. La inteligencia ejecutiva determina los contenidos de nuestra experiencia que van a ser almacenados en la memoria a largo plazo. Y también -y esto es muy importante-, activa la “Memoria de Trabajo”, es decir, los contenidos de la memoria que son pertinentes para la tarea emprendida. La educación es construcción de la propia memoria, y es imprescindible organizarla adecuadamente, estableciendo redes y mapas conceptuales y afectivos eficientes, y entrenando la capacidad de activar zonas amplias del recuerdo. Se trata de una función esencial para la educación, que se seguirá investigando intensamente en los próximos años.
Manejo de la metacognición. La mayor parte de nuestra actividad mental la realizamos de manera no consciente. La metacognición es el esfuerzo reflexivo para saber cómo pensamos, resolvemos problemas o buscamos información. Es una excelente herramienta para pensar de manera más eficiente, por lo que debemos fomentarla desde la escuela. Los niños mejoran espectacularmente en su aprendizaje cuando reciben este tipo de educación.
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