sábado, 22 de junio de 2013

EDUCAR A PERSONAS CON LUZ PROPIA

Nuetro compañero Carlos González en su blog:  
Nos  deja este precioso texto:
Cada sonrisa que nace en nuestro corazón y liberamos en nuestro rostro es una flor que ofrecemos al mundo, cada una de estas flores anuncia un fruto con el que alimentar a una nueva humanidad. Por eso, sonreír es nutrir nuestra imaginación para que con ella podamos revelar futuros maravillosos … ¡Qué gran regalo para nuestros hijos y alumnos!
 Nuestra sonrisa ha de iluminar el camino hacia una humanidad que, habiendo resuelto sus necesidades, pueda dedicarse a cumplir sus sueños. Cubrir nuestras necesidades pasa por dejar de vernos como fruto de una “evolución” basada en la supervivencia del más fuerte o el que mejor se adapte al “medio”, pues las creencias que sostienen esta mirada no pueden estar nutridas por nuestro corazón, ya que en él nadie es más fuerte que otro y el medio es una creación de todos. Las nuevas teorías científicas han de estar en armonía con nuestro corazón, pues de no ser así no harían más que alejarnos de nuestra propia esencia, de nuestro poder como seres creadores.
       Los temarios de nuestras escuelas han de cambiar su contexto a los Nuevos Paradigmas del Conocimiento, que no sólo no impiden conectarnos con nuestra esencia, sino que favorecen e incentivan esta conexión.  Sólo sintiéndonos unidos a nuestro centro podemos tener acceso permanente a nuestra sabiduría, sólo con nuestra propia sabiduría podemos sentirnos a la vez creadores y felices.
       La educación que recibimos está basada en un conocimiento que sustenta unos determinados “valores” culturales, por eso fuimos educados como planetas que orbitan las creencias de nuestras sociedades y de nuestros tiempos, siendo conducidos a renunciar a nuestra propia luz: somos estrellas que nos  hemos olvidado de brillar.


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